Colaboración publicada originalmente en El Economista.
Empiezo declarando mi admiración y veneración por el pueblo y la cultura rusa, dueña de varias cimas en el mundo de la literatura, la música, la danza y cuya influencia sabía y melancólica, sigue influyendo en el planeta a pesar de los tiranos que la han gobernado.
Digo esto categóricamente porque la propaganda del gobierno ruso actual quiere hacer creer que quienes nos oponemos decididamente a la invasión contra Ucrania, somos por ello, anti-rusos. Nada más alejado de la verdad.
Dicho esto, soy de los que creen que México y las y los mexicanos tienen la autoridad y la posibilidad de desempeñar un papel más activo y más decidido en esta hora crítica. Un papel plenamente justificado para condenar e intentar detener o revertir la oprobiosa maniobra del señor Putin en el extremo este europeo.
Por historia (nosotros sabemos lo que es una invasión de una potencia extranjera); por principios, ningún país tiene derechos sobre otra nación soberana; por realismo, porque permitir esta invasión o mirar hacia otra parte, es extender una carta de aceptación de las agresiones e intervenciones entre estados y, por mínimo sentido humanitario, pues la cantidad de refugiados, la destrucción y el dolor que Rusia está causando a Ucrania es absolutamente inadmisible para quien quiera decirse civilizado.
Por eso, un grupo plural de diputadas y diputados, hemos tratado de movilizar a la Cámara de Diputados de modo que podamos decidir y crear consciencia sobre la grave situación en Ucrania.
Esa fue la razón que nos llevó a acercamos a la embajadora de ese país en México, Oksana Dramaretska, para que ella nos narrará de primera mano la situación generada por la agresión y las necesidades de la resistencia en su patria.
De allí la presencia de la embajadora en la cámara baja el día 10 de marzo ante un concurrido auditorio de legisladoras y legisladores que pudimos escuchar un testimonio dramático y varias propuestas para encontrar un curso de acción.
En primer lugar, romper relaciones con el Kremlin, en el entendido de que presenciamos un quebranto absoluto del orden y el derecho internacional.
En segundo lugar, que México se incorpore a la Coalición de Defensa de Ucrania y la Paz para seguir movilizando acciones de distinta índole en todo foro internacional.
Y, en tercer lugar, suspender en México las plataformas de noticias falsas o manipuladas que promueve el gobierno ruso en el idioma español.
La invasión a Ucrania puede ser el inicio de otra etapa de la historia europea y del mundo porque la invasión rusa está alterando profundamente la convivencia de un continente que ya ha sido el escenario de dos guerras mundiales.
La invasión a Ucrania constituye el hecho más grave de las relaciones internacionales de los últimos años y puede estar anunciando la agudización, al punto del militarismo, de los gobiernos autoritarios en el mundo. No podemos ser indiferentes y creo, debemos actuar en consecuencia.
Es licenciado y maestro en economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y maestro en políticas públicas por la Universidad de Harvard. Fue titular de la Secretaría de Salud de su país. También estuvo al frente de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México(2012-2017), cuando contendió para la candidatura de la coalición Por La CDMX al Frente. Como catedrático ha colaborado en el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), así como en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y en la Universidad Iberoamericana.
Comments