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¿Por qué invertir en capacidades de política exterior?

Foto del escritor: Jorge SchiavonJorge Schiavon

Patricio Garza Girón y Jorge A. Schiavon


El poder blando o suave (soft power), término acuñado por Joseph S. Nye en 1990, es la capacidad que posee un actor internacional para influir en las acciones o intereses de otros actores a través de su cultura o ideología. Los Estados diseñan y ejecutan diferentes estrategias de poder blando para proyectar sus valores, cultura y políticas más allá de sus fronteras, como una forma de promover sus intereses nacionales a nivel global. Desde el fin de la Guerra Fría, ha habido un incremento significativo en el uso del poder blando. Tomando como referencia el índice de presencia blanda del Real Instituto Elcano, podemos observar que el este poder ha incrementado en más de 100% en los últimos 25 años. Sin embargo, existe una gran variación en los niveles de poder blando ejercidos por los diferentes Estados a nivel mundial. Siendo así, cabe preguntarse ¿qué explica el incremento del poder suave alrededor del mundo? Más importante aún, ¿qué explica la variación en los niveles de poder blando entre países? En este artículo argumentamos que los países que invierten más recursos en sus capacidades de política exterior, en particular en sus Ministerios o Secretarías de Relaciones Exteriores (Cancillerías), generan una mayor capacidad diplomática, lo cual incrementa su poder blando y su impacto e incidencia en el sistema internacional y la política global para promover su interés nacional.



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Este artículo resume la publicación académica: Patricio Garza-Girón y Jorge A. Schiavon, “Investing in Ministries of Foreign Affairs: Building Diplomatic Capacity to Increase Soft Power”, Stosunki Międzynarodowe – International Relations, v. 55, n. 1, 2019, pp. 7-23 (DOI: 10.7366/020909611201901).

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