La pandemia por COVID-19 que azotó al mundo a inicios de 2020, sin duda será anotada en los libros como uno de los acontecimientos de mayor trascendencia para la vida de los seres humanos y de sus futuras generaciones.No obstante, es común en el debate público hallar opiniones encontradas sobre el devenir de este episodio. Por ende, más allá de hacer pronósticos, sería de mayor trascendencia observar los cambios graduales que la crisis por COVID-19 está detonando, y recordar que, previo a la pandemia, la sociedad global ya se encontraba en un proceso de profunda transformación estructural sin precedentes. El mundo continúa avanzando hacia la digitalización de la vida humana y la pandemia fungió como un laboratorio de dichos procesos, convirtiéndose en el episodio que, si llega a ser bien encausado, pueda socorrer al mundo a salir de visiones dicotómicas de la política económica, marcando el inicio de un nuevo contrato social que equilibre el papel del Estado, los mercados, y la forma cómo las decisiones tomadas por los actores que los integran, impacta en el medio ambiente y el entorno local de los seres humanos.
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