Colaboración publicada originalmente en El Economista
La elección presidencial en Estados Unidos del 3 de noviembre fue inédita y altamente complicada. Primero porque fue un proceso enmarcado por una epidemia y una crisis económica que tiene grandes proporciones afecta a todo el mundo. En segundo lugar, la sociedad en ese país está muy polarizada y la competencia estuvo muy reñida, como en pocas ocasiones. Además, Estados Unidos no solamente elige a Joe Biden o a Donald Trump. Está en juego el propio proyecto de nación a corto plazo. Es decir, los electores tienen que decidir entre un sistema de naturaleza conservadora o de rasgos más liberales. Asimismo, el papel de Estados Unidos en el mundo está en juego en estas elecciones. Del resultado que se obtenga, el país podría mantener su trayectoria actual, en la que ha perdido hegemonía y presencia internacional. Durante la administración de Trump, Estados Unidos se alejó de organismos internacionales, no ratificó el Tratado de Paris, se separó del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, desconoció los acuerdos alcanzados con Irán, perdió liderazgo en el combate a la pandemia, entre otras acciones. En otras palabras, Estados Unidos se ensimismó y se aisló del mundo. La otra opción es regresar al multilateralismo y recuperar el liderazgo tradicional de Estados Unidos en el mundo.
En la administración de Trump, América Latina estuvo ausente en la agenda de la política exterior estadounidense. La región no fue una prioridad. Los temas más relevantes fueron el muro fronterizo, la renegociación del TLCAN y las críticas a Venezuela y Cuba. Si Trump se conserva en el poder, es probable que su administración mantenga la retórica antinmigrante e insista en la construcción del muro. Las relaciones de Washington con Cuba y Venezuela continuarán en la misma línea: un enfriamiento y críticas a los regímenes vigentes. Particularmente con México, es probable que Trump mantenga el mismo nivel de relación personal con el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el que los dos han tratado de evitar fricciones. La dinámica de la relación económica entre México y Estados Unidos continuaría bajo la misma lógica actual.
En caso de que Biden gane la elección, es probable que, al principio, el nivel de la relación personal con AMLO sea lejano debido al apoyo que el presidente mexicano le dio a Trump en su visita a Washington el pasado verano. Sin embargo, es factible que más tarde mejore el trato entre ambos presidentes. La vecindad geográfica y el nivel de interdependencia exigen la apertura de canales de comunicación entre ambas administraciones.
En este contexto, no es previsible un cambio extremo en la relación bilateral entre México y Estados Unidos como consecuencia de la llegada de un nuevo presidente o que se mantenga el actual. El vínculo entre ambos países no solamente está determinado por los dos presidentes. Abajo hay una amplia serie de estructuras y actores que, de manera continua, cooperan de manera conjunta para atender los asuntos de la agenda binacional, como son los temas migratorios, los de seguridad, los ambientales y los económicos. La actual integración económica entre ambos países implica que los procesos comerciales y financieros se mantengan por un mismo sentido y que las leyes del mercado se impongan. Es decir, en el ámbito económico, no importante quién gobierne en México o en Estados Unidos. La lógica económica entre ambos países empuja a tener mayores patrones de continuidad que dé cambio.
Es profesor-investigador de tiempo completo en la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales (FEyRI) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Obtuvo su licenciatura y maestría en Relaciones Internacionales por la UNAM y su doctorado en Estudios Internacionales por la Universidad de Miami. Fue presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI) en el periodo 2015-2017. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel II, y es miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Miembro del Consejo Editorial de Globalitika.
Comments